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EN EL NOMBRE DE CRISTO


Cuántas veces hemos escuchado esta frase, proveniente de los creyentes en este hombre que murió por nuestros pecados en una cruz, y que hoy adoramos como el salvador de nuestra especie, el salvador de nuestra alma y que nos regaló la posibilidad de conseguir la vida eterna al lado de nuestro Dios padre. Esto suena a la promesa de una recompensa divina, que nos ha sido otorgada por ser hijos de Dios, el que todo lo puede, que antaño liberó a su pueblo del yugo de los egipcios y que hoy nos muestra su voluntad jugando con las cuerdas del destino y encaminándonos por el sendero del bien. Que significado tan amplio tiene esta frase que ha perdurado durante siglos, desde que en el año 33 d.C este hombre fue crucificado en la cima del Gólgota.

Aunque no vengo aquí a exaltar el nombre de este hombre, ni tampoco a criticar su divina presencia, yo vengo a hablarles a ustedes, personas que usan esta frase, como esas simples palabras han cambiado el destino de ciudades enteras; no me refiero a que hayan cambiado de manera divina, si no como la sangre ha corrido en sus calles por culpa de esta frase, la cual ha sido pronunciada por una abuelita, hasta el hombre que sale a hablar en la plaza de San Pedro.

Se me hace pertinente hacer una referencia, una breve descripción de cómo estas palabras han modificado la historia, como el nombre ahí postulado ha sido maltratado con fines que "Dios sabrá" porque aparecen en la mente de un hombre y sobretodo en la mente de un líder.

Empecemos hablando sobre esas cuatro grandes masacres que fueron llevadas a cabo, en el nombre de Cristo. Las cuatro cruzadas que fueron convocadas con el fin de recuperar Tierra Santa de los "infieles”. Se pueden considerar en primera mano, como la noble intención de un papado de recuperar lo que por derecho divino es de los cristianos, y que como recompensa se le prometía a los que daban la vida por esta noble causa, la absolución de todos sus pecados para que así al morir lograran reunirse con su creador. Esta promesa antes dicha, fueron las palabras más manchadas de sangre en el periodo medieval, donde caballeros cristianos masacraron a ciudades y pueblos enteros con el fin de servir al nombre de Dios, sabiendo muy en el fondo que si su dios es el que describe la biblia, él no permitiría semejante barbarie que vivió el mundo en ese periodo de tiempo.

Traigamos a colación otro hecho similar, para que la gente no diga que eso fue un simple descache de un conjunto de papas que tenían delirios de conquista. Hablemos ahora de la Santa Inquisición ese momento donde el hombre parecía haber caído en un periodo de locura total, donde se mataba a diestra y siniestra, por el simple hecho de considerar a alguien como "hereje", "pagano" o "infiel". Se puede tomar como una locura porque ni siquiera tenía la ambición de conquista territorial que tenían las cruzadas; la inquisición solo buscaba la conquista de las mentes de los hombres mediante el miedo al dogmatismo que algunos consideran la “promesa divina”. Una promesa que llevo a miles de personas al fuego que "limpiaría" sus pecados, a torturas impensables que "lavarían" su suciedad espiritual y que llevaría a personas con una cruz en el cuello a tener el derecho de juzgar quien es salvo y quien no lo es.

Dos eventos que cambiaron al mundo de oriente a occidente que marcaron nuestra historia y que demostraron lo que el hombre es capaz de hacer por controlar a sus semejantes. No digo que querer sobresalir sea malo, va en la naturaleza del hombre creerse superior a sus iguales, lo que critico y por lo cual considero que esto es importante leerlo, es como se usa una religión que profesa paz, amor, tolerancia, compasión y altruismo, puede llevar a cabo semejantes actos de violencia y brutalidad que son dignos de un jefe militar, no de una entidad amorosa a la cual muchos llaman Dios.


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